Las millones de personas en todo el mundo que disfrutan la nueva serie de Netflix basada en “El Eternauta”, la icónica historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, posiblemente no saben que el guionista y el dibujante realizaron una segunda parte que comenzó a ser publicada en 1976 en la revista Skorpio, de ediciones Record, poco antes de que el escritor fuera secuestrado y desaparecido por la última dictadura cívico-militar.
El guionista, que se había sumado a Montoneros, retomó el personaje de Juan Salvo, radicalizando la historia de acuerdo a las ideas que apoyaba en ese momento, convirtiendo al protagonista en un líder mesiánico que no duda en sacrificar a sus aliados para lograr la victoria final ante los invasores extraterrestres.
Oesterheld, que se suma a la ficción como protagonista, acompañando al antihéroe, destaca sus dudas ante un hombre que se deshumaniza para lograr sus objetivos, sacrificando incluso a su mujer y a su hija para lograr el triunfo. La historia transcurre en un futuro cercano, donde Salvo lidera al pueblo de las Cuevas contra el fuerte donde están ocultos los invasores, los malvados “Ellos”, gracias a una serie de nuevas habilidades que adquiere (mayor fuerza, capacidad de entender el funcionamiento de cualquier máquina con solo verla y otras).
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Como Oesterheld era buscado por las fuerzas parapoliciales y se había refugiado en la clandestinidad, Solano López recibía de manera irregular los guiones y no podía discutir el enfoque de la historia, algo que lo molestaba. Años después, confesaría: “Cuando vinieron los años ’70, Oesterheld se había hecho simpatizante de los montoneros, así, ‘El Eternauta’ en la segunda parte fue una especie de metáfora de la lucha de los invasores extraterrestres. Juan Salvo, en esta segunda parte, va al futuro y los que se quedan siguen luchando contra los invasores, los extraterrestres, el equivalente de los montoneros luchando contra los invasores”.
El escritor, ensayista y filósofo José Pablo Feinmann fue muy preciso al evaluar esta obra y compararla con la primera parte: “‘El Eternauta II’ es otra historia, otro tiempo, otro Oesterheld. Es el texto de un militante político, de un hombre de la clandestinidad, de un militante de una organización armada y de un hombre que ha vivido hasta los extremos del terror. Juan Salvo y el propio Oesterheld protagonizan la historia”.
A diferencia de “El Eternauta”, donde se habla del héroe individual, del héroe colectivo, “El Eternauta II” retoma al protagonista clásico, la figura que lidera a los demás y encarna la acción, como bien señala Juan Sasturain: “Oesterheld recupera al héroe individual, al hombre diferente. Juan Salvo es un modelo de hombre de acción revolucionario. Trastocados los papeles y roles, el Juan Salvo que (en ‘El Eternauta’) aprendía como funcionaba la historia junto a Favalli y Franco, es el que la maneja y modifica ahora (en el ‘Eternauta II’)».
“El Eternauta” que no fue
En 1969, por pedido de la revista “Gente”, Oesterheld publica una nueva versión del “El Eternauta”, con cambios importantes en el guion y el dibujo a cargo del maestro Alberto Breccia. A diferencia de la publicación original, el guionista se muestra muy crítico con las grandes potencias, cuando, tras la nevada mortal, Juan Salvo descubre que ni Estados Unidos ni Rusia vendrán a ayudarlos. Esto provoca un intercambio entre el héroe y su amigo Favalli:
-Juan Salvo: “¿Cómo es posible? ¿Cómo los grandes países van a abandonarnos así?”.
-Favalli: “¿De qué te extrañas, Juan? Si en verdad los grandes países nos tuvieron siempre atados de pies y manos. El invasor eran antes los países explotadores, los grandes consorcios… Sus nevadas mortales eran la miseria, el atraso, nuestros propios pequeños egoísmos manejados desde afuera… Por nuestra propia culpa sufrimos la invasión, Juan. Nuestra culpa es ser débiles, flojos. Por eso nos eligió el invasor. En la manada, el animal enfermo y sin fuerzas es el que atrae al león… ¡El león caza al débil, nunca al fuerte!”.
El tono de la historia y los atrevidos dibujos experimentales de Alberto Breccia hicieron que, ante las quejas constantes de los lectores, acostumbrados a una historieta más tradicional, esta versión de “El Eternauta” debiera cortarse abruptamente, obligando a Oesterheld a comprimir la acción en pocas páginas.
HM / Gi