Al Gobierno se le escapó en julio la posibilidad de que el indice de precios al consumidor resultara un número que empezara con 3. La apuesta oficial era al 3,7%. Fue 4% y aunque resultó menor al número de junio -4,6%- y el menor en 30 meses, muestra que la tarea de llegar a la deseada inflación 0% en la que están embanderados los funcionarios económicos con el presidente Javier Milei a la cabeza será ardua. Pero es como en las dietas, cada kilo que se baja, suma.
El team Economía-BCRA cerró la mayoría de los llamados “grifos” de emisión de pesos que alimentan la suba de precios y mantiene clavadísimo el crawling peg devaluatorio en el 2% mensual. Si bien podría haber dejado “sabor a poco” la inflación de julio frente a tremendo apretón monetario y fiscal, las estadísticas oficiales mostraron que los salarios volvieron a acortar la pérdida de poder adquisitivo respecto a diciembre, es decir respecto al día que se puso el programa económico con una bruta devaluación que hizo saltar la inflación de ese mes arriba del 25%.
Los datos del INDEC refieren a junio y muestran que el poder adquisitivo de los salarios de los empleados privados registrados crecieron más ese mes que la suba promedio de precios. Lo mismo con los ingresos de los trabajadores informales -aunque esa es una información que viene con mucho retraso.
Los que la pasaron mal ese mes fueron los empleados del sector público, que quedaron debajo de la suba de precios. Una señal de que el ajuste en el gasto público no cesa.
A ocho meses de iniciado el mega ajuste del gasto público que incluye desde ya una actualización de tarifas de los servicios públicos, la trayectoria de la inflación le garantiza al Gobierno que cerrará este año en un nivel algo superior al 100% punta a punta pero bien por debajo de la performance que mostró el gobierno anterior en 2023. El año pasado cerró en 211% con tarifas congeladas y tipo de cambio pisado.
El violento ajuste desde ya que no es gratuito. Se perdieron empleos, creció la pobreza y la actividad económica no está rebotando en “u” como apostaban los funcionarios allá por marzo. Recién ahora están apareciendo datos positivos en algunos indicadores puntuales de la actividad económica empujados por la recuperación del sector agropecuario, que si bien salió de la sequía atraviesa un mercado de precios muy bajista.
Y todavía queda en pie el gran interrogante del cepo cambiario. La ansiedad del sector privado que reclama desmontarlo lo antes posible choca con una postura que parece cada vez más firme del Gobierno en mostrar que no tiene apuro. Milei dice que no están dadas las condiciones. Economía elogió el cepo hace diez días, cuando parecía que se venía abajo el mundo financiero. Y hasta se dejó de hablar del Fondo Monetario Internacional.
Inflación en baja y ajuste fiscal sostenido le juegan a favor por ahora al Gobierno en términos de imagen, más allá de que la actividad económica no levanta mucha temperatura.
El dólar quieto o barato ya no es solo una variable financiera bajo control. A un año de las PASO, su peso electoral gana importancia todos los días.