Que falten pesos para que la gente saque sus dólares, la apuesta extrema de un Caputo con definiciones categóricas

Muy probablemente las frases del ministro de Economía, Luis Caputo, quedarán en los anales de la política económica argentina contemporánea.

Una de ellas, el concepto de «en breve la gente va a tener que vender dólares para pagar impuestos» implica la ratificación de la nueva apuesta del ministro respecto de lo que vendrá en materia de pesos y dólares.

Caputo insiste en que «no se emite más» y que después de que el Banco Central le comprara a los bancos opciones de liquidez (puts) por $13,17 billones, quedaron prácticamente cerradas todas las «canillas» de emisión monetaria.

Se supone que en la lógica oficial de pesos escasos y en tiempos en que «el peso va a ser la moneda fuerte», una parte importante de la liquidez provendrá del blanqueo de capitales recientemente reglamentado (¿US$ 1.500 millones?), del cobro anticipado del impuesto a los Bienes Personales (el equivalente en pesos a US$ 120 millones) o de las inversiones que se generen a partir del Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones.

Con menos pesos circulando,a una de las apuestas oficiales es que aparezcan los «dólares del colchón» en la convicción de que no habrá liquidez suficiente para posibilitar que el dólar suba.

Si ese es el marco, la pregunta obligada es: si los pesos serán escasos, cuánto subirá la tasa de interés en el camino a hacerse positiva en términos reales frente a la inflación.

Subir la tasa de interés le permitiría al Banco Central, entre otros resultados, alentar a los productores agropecuarios a desprenderse de los dólares de la cosecha que están pendientes de liquidación y que se considera como la principal oferta de divisas en el corto plazo.

Respecto del campo, en el microclima de la Exposición Rural de Palermo se espera un anuncio impositivo (¿rebaja de retenciones?, ¿será sólo un deseo?) al calor de la definición del ministro Caputo sobre que «vinimos para bajar la inflación y los impuestos».

Mientras tanto, hay otra cara del adelanto del ministro sobre la escasez de pesos relacionada con la baja de 12 puntos (ahora en 48% anual) de la tasa de pases para los bancos a 7 días de plazo (es la tasa por la cual se favorece darles liquidez) y la creación del mercado secundario de la Letra Fiscal de Liquidez (Lefi) para reforzar el abastecimiento de pesos en el sistema financiero.

Caputo cierra canillas, pero el presidente del BCRA, Santiago Bausili, abre ventanas. Uno para que los pesos no vayan a alimentar la suba del dólar y, por tanto, a la inflación; y el otro para compensar la posibilidad de que los depositantes puedan sacar sus pesos del sistema y los bancos pierdan liquidez.

Una tensión de fondo del momento se concentra en si son los pesos que están en los bonos del Tesoro los que la gente destina a comprar dólares, o si es la liquidez generada por los depósitos a plazo fijo. En las próximas semanas se comprobará una respuesta.

Lejos de los tiempos en que el Presidente Javier Milei sostenía que el peso era excremento, ahora el ministro asegura que el peso se valorizará y que «los que están comprando dólares pensando que puede ser una buena inversión, los estoy previniendo que no va a pasar».

De ahí a la recordada «el que apueste al dólar, pierde» hay un paso y está asociado a que el gobierno se aferra a no devaluar y a defender la política de suba de 2% mensual del dólar oficial para consolidar la baja de la inflación.

La idea oficial de buscar que sea la baja de la inflación la que se iguale al 2% de aumento del dólar y no al revés, abre la puerta a preguntarse cuándo podría darse esa convergencia.

Según el economista Ricardo Arriazu, en una charla ante banqueros, la inflación podría bajar al 2% en noviembre, siempre y cuando el gobierno mantenga el esquema cambiario actual.

La duda cambiaria fundamental sigue siendo cómo hará el Banco Central para recuperar dólares en la segunda parte del año, cuando el mercado conoce que en la primera parte del año fue exitoso comprando dólares, pero las reservas netas del organismo se mantienen en el plano negativo.

Una respuesta posible, además de lo que puedan aportar el blanqueo y el Rigi, es que la tasa de riesgo país base sensiblemente y le permita al gobierno salir a buscar financiamiento en el mercado internacional.

Sobre ese punto, Arriazu, opina que la tasa de riesgo país debería bajar a 800 puntos de los cerca de 1600 actuales.

Una brecha difícil de reducir con un mercado cambiario tan conversado. Pero los vencimientos de deuda de 2025 necesitan señales y dólares en el camino de ser honrada.

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