La ciudad de Mar del Plata volvió a quedar expuesta ante un nuevo episodio de violencia e impunidad que despertó la indignación de vecinos y trabajadores. En las últimas horas, se viralizó un video que muestra el Fiat Mobi recuperado, un vehículo que había sido sustraído a un conductor de aplicación en plena madrugada.
Lo que llamó la atención de todos no fue solo el robo, sino el uso que hicieron los delincuentes del auto: lo llevaron directamente a un albergue transitorio, como si nada hubiera pasado, mostrando la tranquilidad de quienes saben que el sistema judicial y de seguridad no los alcanza.
Para quienes presencian los hechos o los sufren en carne propia, el episodio es la muestra más clara de la violencia con la que operan estas bandas y de la burla descarada que hacen hacia los trabajadores y la sociedad en general. Mientras un conductor pierde sus pertenencias, su dinero y queda expuesto a un trauma que puede ser irreparable, los ladrones disfrutan del botín con total comodidad, sin el más mínimo temor a una consecuencia real.
Entre los conductores de aplicación, la sensación de desamparo es permanente. Cada noche salir a trabajar implica arriesgar la vida frente a delincuentes que actúan con absoluta impunidad. Según denuncian distintos trabajadores, los robos con vehículos se repiten con frecuencia en distintos puntos de la ciudad, y muchas veces los episodios terminan sin detenidos, lo que profundiza la sensación de vulnerabilidad.
La preocupación de vecinos y comerciantes se suma al reclamo de una mayor presencia policial y a la necesidad de políticas de seguridad más efectivas. En un contexto donde los delitos de oportunidad se multiplican y la confianza en la protección del Estado se erosiona, la indignación se traduce en miedo y hartazgo. Este último hecho, viralizado en redes, reaviva la discusión sobre la seguridad en Mar del Plata y sobre cómo proteger a quienes trabajan en la ciudad y dependen de su vehículo para ganarse la vida.
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