Horror en Pilar: un serrucho con restos de piel y bolsas con partes del cuerpo

Un olor espeso y nauseabundo comenzó a colarse entre las paredes de un edificio del centro de Pilar, ubicado sobre la calle Rivadavia al 700. Provenía del segundo piso de una construcción a medio terminar, sobre locales comerciales y a metros del Banco Provincia. Era un silencio extraño el que envolvía el lugar, hasta que una vecina, incapaz de soportar más, levantó el teléfono y llamó al 911. Lo que vino después fue una escena difícil de describir, incluso para los efectivos con más años de servicio.

Dentro del departamento, el aire pesado conducía a un rincón del lavadero. Allí, sobre un lavarropas, hallaron un serrucho con sangre y restos de piel entre sus dientes de metal. Muy cerca, los policías encontraron bolsas de nylon negras, atadas con sogas y envueltas en frazadas. Al abrirlas, el espanto tomó forma: partes del cuerpo de una mujer estaban allí escondidas. El torso llevaba un tatuaje con el nombre “Julio”, suficiente para reconocer que se trataba de Solange Sanabria Ventura, una joven de 25 años que había desaparecido misteriosamente el mes pasado.

Solange había nacido y crecido en General Rodríguez. Era la menor de tres hermanas y, como recuerdan quienes la conocieron, una joven tranquila y dedicada a su hija de apenas 5 años. Todas las mañanas la llevaba al jardín y se preocupaba por no dejarle faltar nada. Había trabajado en una casa de comidas rápidas de Ruta 25 y Panamericana, en Pilar, y aunque ya no estaba allí, el distrito le era familiar: solía visitarlo con frecuencia para ver a su novio, Oscar Ángel Benítez, el mismo hombre que hoy está detenido por el femicidio.

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La denuncia por su desaparición se había radicado el 1° de septiembre, aunque su familia la había visto por última vez el 21 de agosto. Con el paso de las horas, la espera se volvió angustia. Sus padres participaron de la búsqueda con vecinos y amigos, pegando afiches y compartiendo fotos en redes sociales. Trágicamente, se enteraron de la confirmación de su muerte durante una transmisión televisiva en su barrio.

“Ella era una chica tranquila, llevaba a la nena al jardín todos los días. La nena tiene 5 años, se quedó sin la mamá, ¿qué le vamos a decir nosotros?”, expresó Aylén, una amiga, en diálogo con Crónica TV. Con bronca agregó: “¿Por qué no hicieron nada, por qué no salieron a buscarla? Fuimos los vecinos por las redes los que la buscábamos”.

Detención. Cuando la Policía irrumpió en el departamento de la calle Rivadavia, además de los restos humanos y el serrucho, encontraron a Benítez. Estaba en el mismo lugar, herido, con cortes autoprovocados en sus brazos. Intentaba desangrarse, quizá en un gesto desesperado al sentirse acorralado. Fue trasladado con custodia al Hospital Central de Pilar y luego derivado a la sede de la DDI.

El joven, conocido como “Osky” en el barrio, tenía 26 años y un historial marcado por problemas de adicciones y comportamientos violentos. Vecinos aseguraron que su temperamento había generado conflictos constantes. Ahora está imputado por femicidio. La fiscal de Género de Pilar, María José Basiglio, quedó a cargo de la investigación.

En paralelo, otro sospechoso fue arrestado por la Policía: Gonzalo Matías Lynch, de 21 años, acusado de haber colaborado con Benítez en la tarea macabra de mover el cuerpo. Fue capturado en el barrio Los Troncos, a pocas horas del hallazgo.

Espanto. El cuerpo de Solange estaba desmembrado. Las extremidades habían sido cortadas a la altura de las rodillas y del brazo izquierdo. Las bolsas de nylon y las sogas daban la sensación de que el agresor se preparaba para trasladar los restos en cualquier momento. La escena era tan brutal que los efectivos necesitaron asistencia psicológica tras el procedimiento.

El médico policial confirmó la mutilación y ordenó la autopsia correspondiente para precisar la mecánica del crimen. Mientras tanto, las pruebas halladas en el lugar –el serrucho con sangre y restos de piel, las sogas, las frazadas manchadas– quedaron secuestradas como evidencia directa contra el acusado.

Otro asesinato siniestro

R.P.

Norberto Alejandro Sánchez tenía 78 años. Fue hallado calcinado el lunes 8 de septiembre, pero recién en las últimas horas los investigadores pudieron establecer su identidad.

El cuerpo se halló en un descampado de Guaymallén, en la provincia de Mendoza.

La identidad fue confirmada por el Ministerio Público Fiscal provincial, que detalló que se logró a partir de peritajes realizados por la Policía Científica. El hallazgo se había producido en un terreno ubicado en calles Manuel A. Sáenz y Victoria, donde el cadáver fue descubierto totalmente carbonizado.

En paralelo, la División de Homicidios de la Policía de Mendoza avanzó con la investigación y logró detener al principal sospechoso: Mauro Ortega, de 33 años, alias “Bigote”, quien se encontraba prófugo desde este jueves. Su captura se concretó durante la madrugada de este viernes, tras un operativo de búsqueda que había sido intensificado en la provincia.

La causa quedó caratulada como “homicidio agravado”, y se espera que Ortega sea formalmente imputado en las próximas horas. Mientras tanto, la Justicia trabaja para determinar el móvil del crimen.

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