Cartón lleno. El escenario que enfrenta el productor argentino se ha complicado mucho en las últimas semanas. En ambos frentes. El internacional y el local. El clima en EE. UU. viene evolucionando a la perfección para los cultivos de maíz y soja, con proyección de excelentes rindes para ambos y Chicago (plaza de referencia indiscutible) acusa dicha circunstancia.
En el plano local, la decisión del Gobierno de cumplir su promesa y volver a subir los derechos de exportación para maíz y soja complica brutalmente la ecuación económica de ambos productos. Así las cosas, la toma de decisiones se ha tornado extremadamente compleja.
Si la cosecha estadounidense confirma los guarismos difundidos por el USDA el 11 de este mes, las cotizaciones deberían continuar derrapando hasta ubicarse en niveles (ajustados por inflación) similares a los mínimos del período 2001/2002 y muy por debajo de los registrados en 1990.
Ello se manifiesta en una rebelión mundial que abarca a todos los países productores de commodities agrícolas y que hace unas pocas semanas derivara en protestas en las rutas también en Brasil.
En el plano local, quedó en evidencia que todos los mecanismos intervencionistas de los gobiernos de turno en los mercados terminan desvirtuando el proceso de formación de precios. El dólar soja de Massa lo fue y la baja temporaria de los derechos de exportación (DEX) del actual gobierno también (las mal llamadas “retenciones”). Pocos han tomado nota del impresionante volumen de soja “anotado” por los compradores en los días previos al 30/6. Las DJVE (declaraciones juradas de venta al exterior) sumaron más de 8 millones de toneladas de soja que no estaban compradas y probablemente tampoco vendidas. Ello significa que ese volumen importante de soja no está alcanzado por la suba en los DEX dispuesto por el Gobierno. Pero los valores que ahora ofrecen los compradores sí acusan la baja en las paridades que se corresponden con el nivel hoy vigente en los mismos. Muchos productores se refieren al hecho como una “joda”, pero cabe aclarar que la “maniobra” es absolutamente legal y que podría implicar algunos riesgos (mínimos). Son las reglas del juego, pero queda en evidencia que no es la forma en que debieran operar los mercados. Mientras tanto, las cotizaciones FOB de la harina de soja argentina (nuestra principal fuente de divisas) se ubican en los valores mínimos de los últimos quince años.
Por su parte, lo destacable del año es lo ocurrido con la plaza maicera. En nuestra nota del pasado 1° de marzo advertíamos sobre la relevancia del consumo interno y su gran crecimiento. Algo tan relevante como ansiado. Tuvimos valores que siempre estuvieron por encima de la paridad de exportación traccionados por el consumo interno y que sugeríamos aprovechar. Así vimos los US$/t 200, luego 190, luego 180 y ahora los 170. Era de manual. Ahora, camino a una cosecha muy probablemente récord en Estados Unidos y ante la anunciada aparición de la “safrinha” brasileña, la historia es otra. Es probable que ello derive en un amesetamiento de los valores y que los mismos vuelvan a mejorar para el último trimestre. La posibilidad de una política activa interna que apunte a una mayor utilización del maíz para etanol (reclamo insistente en Maizar) sería una gran noticia. Justa y necesaria.
El autor es presidente de Nóvitas SA.