La AFA vs. Andrés Fassi: entre pistolas y negocios

Noray Nakis, miembro del círculo íntimo de Julio Grondona, estaba furioso. Sintió que Deportivo Armenio había sido robado. Persiguió al árbitro. Puso su auto a la par, sacó un revólver y disparó al aire. El Tribunal de Disciplina de la AFA lo suspendió por un año. Nakis -esto sucedió cerca de veinte años atrás- elevó una queja formal. Denunció que no fue escuchado y pidió a Grondona la expulsión de los miembros del Tribunal. El presidente de la AFA citó a todos a su despacho. “¿Pero tiraste o no tiraste?”, le preguntó a Nakis. “Sí, pero al aire”, respondió Nakis, acaso convencido de que Grondona estaría de su lado. “¿Y no lo mataste?”, lo sorprendió Grondona. Miró cómplice a los miembros del Tribunal: “Bueno muchachos, suspéndanlo por pelotudo. Y si apelás”, le “advirtió” a Nakis, “que te den cinco años más”.

Andrés Fassi, presidente de Talleres, hizo duras acusaciones contra el árbitro Andrés Merlos y el presidente de la AFA, Claudio «Chiqui» Tapia

No es una anécdota el arma que denunció el árbitro Andrés Merlos al Tribunal de la AFA. “Hijo de puta, de acá no salís”, asegura Merlos que lo amenazó un acompañante de Andrés Fassi, mientras le mostraba un arma de fuego. El presidente de Talleres estaba furioso tras el error grosero que permitió el gol de Boca, el sábado pasado en Mendoza, por la Copa Argentina. Fassi negó todo. Acusó él a Merlos de agresión. Y, lo central, descargó el lunes la denuncia más valiente contra una política de favores y castigos de la AFA de Claudio “Chiqui” Tapia, cuidadosa en canchas de peso, pero evidente en categorías del ascenso, en la fulminante subida a Primera de su querido Barracas Central. Y, también, en la torpeza de darle a Merlos el partido del sábado. Sin VAR. Y, peor aún, sabiendo que Merlos tenía viejas cuentas con Fassi, a quien ya había denunciado en 2022. Es la AFA del campeonato de 28 o 30 equipos. Los no descensos. Los cambios en pleno torneo. Las provocaciones de los laderos vía tuitter. La impunidad.

Fassi no recibió apoyos públicos de sus pares. Pero sí políticos. Esa es la verdadera batalla. El gobierno del presidente Javier Milei y su aliado Mauricio Macri vs la AFA. Clubes SAD vs Asociaciones Civiles. “Transparencia”, invocan unos. “Negocios”, responden otros.

Fassi formó su carrera dirigencial en México, una Liga de clubes en manos de corporaciones, multipropiedad, hasta nueve jugadores extranjeros por equipo, dineros narcos, Federación bajo control eterno de la TV y, desde hace un tiempo, crisis severa de selección y campeonato sin descensos. El Grupo Pachuca, al que Fassi (vicepresidente hasta 2022, hoy accionista y consejero) ayudó a ganar una docena de títulos, creció en su momento gracias a favores políticos en el Estado céntrico de Hidalgo. Le dejaron al Pachuca por dos pesos. Le donaron terrenos valiosos. Negocio inmobiliario. Y el boom. Escuelas, clínicas, canchas, hotel, Universidad del Fútbol. Lo cuenta, entre otros, un gran informe de 2007 del Dominical del diario El Universal: “La Ultratrampa Tuza”.

El árbitro Merlos, en el ojo del huracán por sus errores en el Boca-Talleres por la Copa Argentina Marcelo Aguilar

Hombre de acción, Fassi volvió al fútbol mexicano el año pasado. Con el FC Bravos de Juárez, en sociedad con Alejandra de la Vega y su esposo, el petrolero texano Paul Foster, ex limpiador de tanques de refinerías, hoy millonario de Forbes, un crecimiento que incluyó una denuncia de la estatal mexicana Pemex, que en 2011 demandó a una de sus (ex) empresas (Western Refining) acusándola de comprarle gas robado a grupos del crimen organizado. El vínculo del matrimonio con Fassi posee también en España al club Oviedo e hizo intentos por Málaga, Granada y Espanyol. Por su lado, Fassi controló a Atenas de San Carlos, Uruguay: cuatro técnicos (incluido Diego Forlán), decenas de jugadores, infraestructura nula, inferiores diezmadas, resultados pobrísimos y críticas duras, especialmente para Juan Pablo Fassi, hijo de Andrés. El acuerdo de 25 años duró apenas dos.

¿Y Talleres? Un éxito. Fassi lo sacó del descenso y lo llevó a pelear campeonatos. Lo reconocen hasta sus opositores, que además apoyan su reclamo por un fútbol más limpio. Eso sí, creen que Fassi ganaría fuerza si hiciera en Talleres lo que le pide a la AFA. Presidente ya elegido por los socios (hoy en segundo mandato), Fassi, sin derecho a otra reelección, busca seguir a través de una nueva reforma estatutaria que contemple además la posible conversión en una SAD.

Claudio Chiqui Tapia, presidente de la AFAAnibal Greco

La agrupación “Talleres es de su gente” no se opone al debate. Pero quiere dos cosas: eliminar el requisito de haber sido dirigente para poder ser candidato (más aún en un club con tan pocas elecciones previas). Y, clave, que puedan votar todos los socios (unos 70.000) y no solo los cien representantes autorizados (que no fueron votados por nadie y responden al propio Fassi). “¿Qué legitimidad tiene Fassi si su asamblea de cien representantes le da el club por treinta años a él mismo?”, me dice Matías Del Pino, vocero del sector opositor. “Fassi decide la SAD y el inversor es Fassi”, grafica David de la Colina, su presidente. Hay una marcha de hinchas convocada hoy frente a la AFA en defensa de los clubes Asociaciones Civiles. La puja promete más episodios. Pero sin disparos al aire. Y sin armas de fuego.

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