Para mantener la estabilidad cambiaria que llevó a que en 45 días los dólares alternativos pasaran de la zona de los $ 1.400 a ubicarse debajo de los $ 1.300, el Banco Central destinó US$ 700 millones.
Este monto se usó a partir de la segunda quincena de julio para intervenir en el segmento de los dólares financieros y reducir la brecha cambiaria, que en ese lapso pasó del 55% al 35%.
Según la información que el Banco Central difundió en el “Evolución del Mercado del Cambios y Balance Cambiario” de julio, usó US$ 326 millones para contener la brecha durante la segunda quincena de ese mes.
La estimación del economista Fernando Marull es que en agosto esa intervención sumó US$ 360 millones. De este modo, junta US$ 688 millones en ese período.
La intervención en el segmento del contado con liqui se empezó a ejecutar a mediados de julio, cuando la brecha cambiaria crecía, el dólar blue se acercaba a los $ 1.500 y el CCL a $ 1.430 y al Gobierno le preocupaba el efecto que la escalada de los dólares financieros podrían tener sobre los precios y la expectativa de devaluación.
Así se anunció que se iban a «esterilizar» los pesos que el Central emite para comprar dólares, para cerrar de esta forma una de las canillas que presiona sobre los pesos. En las primeras ruedas la noticia no fue bien recibida por el mercado, que veía que el Gobierno priorizaba la baja de la inflación antes que la acumulación de divisas para garantizar el pago de la deuda y acelerar la salida del cepo.
Según indicó el propio ministerio de Economía, el equivalente a los pesos emitidos para comprar divisas alcanzaba a US$ 1.900 millones, el monto con el que podrían intervenir.
La contundencia de la cifra alcanzó para convencer al mercado y finalmente el Central logró llevar a los dólares financieros abajo de los $ 1.300, donde se mantuvieron durante la segunda quincena de agosto. En el arranque de septiembre el CCL cotiza a $ 1.297 y el MEP a $ 1.292, mientras que el blue está en $ 1.305.
Para sostener esta estabilidad también fue clave que bajara la demanda de divisas, lo que le permitió al BCRA terminar agosto con números positivos. El mes pasado cerró con un saldo a favor de US$ 380 millones y así más que recuperó los US$ 265 millones perdidos durante junio y julio.
Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) marcan que esta mejora se dio «gracias a la abrupta desaceleración de la demanda privada, que se explicaría principalmente por dos factores». En primer lugar, las menores importaciones de energía, que alcanzaron US$ 709 millones en junio y US$ 897 millones en julio (casi US$ 100 millones más de lo previsto).
La segunda razón fue la postergación de importaciones a la espera de reducción de la alícuota del impuesto País de 17,5% a 7,5% sin salto compensador en el dólar oficial, que entró en vigor hoy.
Cómo sigue el mercado cambiario
El Central arrancó septiembre con compras por US$ 65 millones. Los analistas no esperan cambios marcados en la política cambiaria, aunque señalan que habrá una mayor demanda de parte de los importadores. Para Marull, el Central «seguiría con el crawling de 2% pero impactará la suba de importaciones, tanto por el pago de 2 cuotas (125% de Aduana) y la baja de Impuesto PAIS»
Respecto de la evolución del CCL, Marull prevé que se mantenga «calmo, ya que hay oferta de Blanqueo y de pago de Bienes Personales. Además, el BCRA aún cuenta con US$ 1.000 millones para intervenir si lo desea».
Para PPI, el salto en el pago de importaciones podría suavizarse. La razón algunas empresas habrían esperado hasta esta semana para importar, dado que casi la totalidad del Impuesto País se paga al momento de nacionalización de la mercadería, no cuando se accede a las divisas.
«En este escenario, los meses en que más se congestionaría el mercado oficial sería octubre y noviembre en vez de septiembre, octubre y noviembre como se preveía inicialmente. Por lo tanto, no descartamos que el BCRA pueda extender su racha compradora durante este mes«.