En un congreso deportivo charlamos con Horacio Anselmi acerca de su pasión: la construcción de campeones. Cada vez que se produce un éxito deportivo, la gente lo disfruta y toma conciencia de la importancia que tienen los campeones.
Un campeón es un “influencer” para la sociedad. No se alcanzan logros deportivos sin un esfuerzo personal. La voluntad y la perseverancia son indispensables. El deportista, además, sabe cumplir las reglas que desde muy pequeño le impone su disciplina deportiva. También hace del cuidado de su salud una norma.
¿Cómo construimos un campeón? El primer paso es detectarlo. ¿Dónde es más fácil detectarlo? En la escuela, a través de sencillas evaluaciones sobre la longitud de piernas y brazos en relación con la talla. Así los niños de piernas largas estarán mejor predispuestos para atletismo, natación o taekwondo, mientras que los de piernas cortas tendrán mejores posibilidades en judo, levantamiento de pesas o todas aquellas disciplinas donde el centro de equilibrio deba estar lo más cerca del suelo posible.
Los de brazos largos serán excelentes para arrojar y golpear objetos y los de brazos cortos tendrán ventaja cuando haya que hacer mucha fuerza.
El siguiente paso es conocer sus preferencias motrices. A parte de si escribe con la mano izquierda o la derecha (los zurdos suelen ser más coordinados por el hecho de vivir en un mundo de derechos). ¿Cuál es su ojo dominante, aquel que utilizarían para mirar en un catalejo? Ese ojo suele “ver” antes lo que sucede. Asimismo, hay una pierna que se mueve primero cuando el niño comienza a desplazarse y un sentido de rotación preferencial a la hora de tener que darse vuelta.
De esta forma, un niño diestro, con pierna dominante derecha y sentido de rotación preferencial contrario a las agujas del reloj puede llegar a ser un excelente lanzador; si tiene el ojo dominante izquierdo un potencial gran deportista de combate. Si las preferencias están todas mezcladas, suelen ser excelentes conductores en los deportes de conjunto.
A partir de aquí se seleccionan los más potentes, ¿de qué manera? Saltando. Los más saltarines multiplicando lo que saltan por su peso corporal serán los más cercanos al éxito deportivo.
El siguiente paso será acercarlos a un lugar donde un entrenador les permita acceder a la mejor versión de sí mismos.