La reunión de la dupla Luis Caputo-Santiago Bausili con los operadores financieros logró lo que buscaba: les creyeron. Allí les hablaron de sus proyecciones de inflación a la baja, una devaluación que no desbordará el 2% del oficial e ingreso de dólares para afrontar compromisos de 2025.
El mercado lo fue anticipando con la caída de los financieros, el pasaje de depósitos que se ajustaban por la inflación a otros al compás de la tasa que comienza a ser positiva. Además, de decisiones en el sector financiero: los españoles BBVA y Santander abandonaron la idea de irse del país.
Lo mismo sucedería con el Banco do Brasil, principal accionista del Patagonia. El único, al menos hasta ahora, que se va y queda en manos del Galicia es el HSBC que se concentra en Europa y Asia; mientras el local Supervielle define un nuevo modelo de negocios. A su vez y al compás del RIGI un banco de Qatar, interesado en varios proyectos, pide pista.
“Milei eligió a Caputo porque sabe manejar el mercado”, dijo un asistente que resaltó que el superávit financiero actual es inédito. “Néstor Kirchner lo tuvo pero la Argentina estaba en default”, marcó. Entre las entidades que participaron estuvo Puente, con una novedad. Sumó a su directorio a Fernando Straface, el ex secretario general de Horacio Rodriguez Larreta durante su gestión en la Ciudad.
Claro que al tirar el hilo de la conversación uno de los financistas concentró sus dudas en la estrategia de dejar de acumular reservas, algo que también obstaculiza las negociaciones con el FMI, que deja trascender que el dólar va camino a un atraso que complica.
Un banquero que lleva su vida obsesionado con el valor del dólar, acotó que la divisa en tiempos de convertibilidad equivale a $ 580 actuales. “Eso era atraso”, afirma al advertir que seguirán las turbulencias, aunque resalta que Caputo tomó las riendas y sabe pilotear esos vuelos.
En ese viaje será difícil quitarse el cinturón de seguridad. Vienen meses de sequía de dólares. Los productores descubrieron los créditos a tasa negativa del 24% anual que les ofrecen los bancos por considerarlos tomadores de bajo riesgo. Hacen fila desde el Galicia, Provincia, Bancor, Macro y Nación.
Se financian con esos préstamos y se quedan en granos esperando una mejora del precio y un dólar más alto. La soja, por ejemplo, se sembró el año pasado a US$ 450, se cosechó a US$ 410 y hoy se encamina a US$ 370. Se espera hacia octubre algo de liquidación de los aproximados US$ 10 mil millones en silobolsas. Ese mes se paga el alquiler anual de los campos.
Pero el escenario es de precios internacionales que van al descenso con un clima benévolo en EE.UU., Brasil y China que crecen menos. Hay más oferta y la demanda es débil.
Esta semana también sorprendió la velocidad de YPF al inclinarse por Punta Colorada en vez de Bahía Blanca para una inversión de magnitudes históricas y apalancada por el RIGI (Régimen de Incentivos de Grandes Inversiones). Por la movilización de esos recursos, muchos están de fiesta. Otros siguen insatisfechos.
Es el caso de las distribuidoras de luz y gas: pese al ajuste para agosto de 4%, les postergaron la actualización mensual desde el último mayo. “Todo sea por una inflación a la baja”, dicen con dientes apretados mientras se observa una puja en el área.
El secretario es Eduardo Rodríguez Cirillo, el abogado que llegó desde Madrid de la mano de Carlos Bastos, quien fuera secretario de Energía de Domingo Cavallo en los años 90. Bastos y Rodríguez Cirillo compartían el asesoramiento a José Luis Manzano, dueño de Edenor.
Pero el ministro Caputo, que no tenia injerencia, envió al ex YPF y ex CEO de Idea, Daniel González, casi de interventor. La función de González aún no fue formalizada al punto que en Idea todavía no le buscan reemplazante.
Y en cuanto al RIGI, hay un olvido que ya tiene consecuencias. Por el nivel de inversiones, que arranca en US$ 200 millones, los beneficios dejan afuera a la agroindustria que rara vez alcanza semejante monto para sus emprendimientos. A eso se suma una ley que viene de tiempos de Cristina que prohíbe a las firmas de cierto tamaño participar en ese mercado.
Planteadas asi las cosas, hay inversiones que tomaron vuelo hacia Brasil. Especialmente, porque a partir de 2025 los aviones estarán obligados a llevar los cotizados biocombustibles en su tanque. La molienda de soja para elaborarlo se hará en el país vecino y en EE.UU. En eso están la estadounidense Cargill, la china Cofco y la francesa Dreyfus que anudan acuerdos con las petroleras Chevron y Shell.
“El mercado de biocombustibles de aviación civil es el nuevo paradigma de inversión mundial. Todo se está yendo a Brasil y a EE.UU. Es crítico revertir y promover una nueva ley de biocombustibles. Si no, vamos a vender soja y a importar biocombustibles de aviación para nuestros aeropuertos”, afirma Gustavo Idígoras, presidente de Ciara, cámara de la industria aceitera. “Tenemos la fortuna de haber nacido en la edad de la razón”, supo escribir la genial Olga Tokarczuk. No parece ser este el caso.
En el comercio, las preocupaciones son otras. Pese a la reaparición del crédito para el consumo, la caída de ventas persiste, aunque si fue 28% en enero en comparación con 2023, en mayo bajó a 12%. En esas pymes crece la deuda con la AFIP, dado que hace rato dejaron de estar financiados por los bancos. De allí que la moratoria sea muy celebrada.
Eso sí, desde que el blue se ubicó en la nueva franja de $ 1.400, volvieron las listas con aumentos. Son pocas y en menor proporción. Se destacan cervezas con 10%, chocolates y alfajores con 9%. Hay excepciones: la deflación en indumentaria por el derrumbe en ventas y las bolsas de polietileno que bajaron 15%.
“Las pymes siempre pensamos en positivo y nunca escatimamos esfuerzos”, suelta Alfredo González, presidente de CAME, a la espera de que asome la tan deseada recuperación. En Economía apuestan que la inflación de julio empezará con 3, sería la menor del año.
Los lácteos, precisamente, subieron 4,8% promedio en julio, en “un semestre que cerró con números azules, tras un 2023 con sequía y una devaluación que disparó costos en toda la cadena. Por la sequía hay falta de materia prima y eso impulsó precios”, explica Alejandro Maurino, CEO de Dairy Corp. Advierte que, sin la suficiente materia prima, “los tambos serán un desierto y la industria crecerá en capacidad ociosa”.
El consumo cayó y la exportación solo es viable hacia Brasil, que reconoce US$ 3.500 la tonelada de leche en polvo versus los US$ 3.000 de otros destinos. Pese a ese cuadro, un fondo de inversión de EE.UU. viene por SanCor. Iniciará un proceso de due dilligence a la cooperativa para concretar una oferta.
Hay otros movimientos en un negocio que llama la atención: las cadenas de farmacias, en constante crecimiento. Farma Plus, que de acuerdo a la especializada Pharmabiz. pertenece a Cristian Maculán y Luis Segura, sigue de shopping. Compró a la líder de Córdoba de la familia Tiscornia luego de desembolsar US$ 25 millones. El misterio sigue.
En otros ámbitos salen internas a la luz. Habrá elecciones en 2025 en dos de las cámaras empresarias más importantes. La UIA definió una renovación generacional de su comité ejecutivo. No hay hasta ahora sucesor para Daniel Funes de Rioja, pero existen señales.
La designación del dueño de Cerámicas Alberdi y presidente de la UIA de la provincia de Buenos Aires, Martín Rappallini, como titular de la conferencia industrial de noviembre es un indicio.
En la Rural, a su titular Nicolás Pino, le surgió un contrincante: Marcos Pereda, del grupo Bermejo, fuerte en frigoríficos, agro, forestación y apicultura. Se trata de quien pasó su infancia en el Palacio Pereda, inspirado en los castillos franceses, que mandó construir su abuelo médico y ganadero Celedonio Pereda. Hoy, el Palacio Pereda es la residencia del embajador de Brasil.