El dólar a nivel mundial se apreció en los últimos años, sobre todo después de la pandemia y que la Reserva Federal subiera la tasa a 5,25%-5,5% y de la manera más abrupta en los últimos 40 años. Esta semana su comité volvería a dejarla en ese nivel y todo indica que recién en septiembre, quizá, la baje.
La apreciación del dólar puede tener consecuencias políticas y económicas para la Argentina.
Donald Trump, candidato republicano a presidente, ha dicho días atrás que si gana quisiera tener un dólar más barato, lo que significa un tipo de cambio más alto.
Por el lado de las consideraciones económicas, un dólar fuerte significa un impacto negativo sobre las exportaciones de aquellos países cuyas monedas se mueven al compás de la divisa estadounidense. Sus bienes y servicios pierden competitividad si sus Bancos Centrales tienen menos margen de maniobra para mejorar una ventaja cambiaria.
En su última edición, la revista The Economist cuenta que el dólar fuerte está “dañando” las exportaciones de los países de América Latina, pero principalmente las de tres países: Ecuador, El Salvador y Panamá. ¿Qué tienen en común los tres? Adivinó: se han dolarizado.
Para The Economist estos tres casos dejan evidencias suficientes para que Javier Milei no avance con su plan de dolarizar.
“Estas dificultades deberían hacer reflexionar a Javier Milei, el presidente de Argentina, quien hizo campaña para adoptar el dólar y cerrar el Banco Central. Podría argumentar que al eliminar el déficit fiscal y eliminar regulaciones, está haciendo que la economía argentina sea lo suficientemente flexible como para beneficiarse de la dolarización. Y es ciertamente cierto que América Latina ha abusado de la depreciación de sus monedas para encubrir fallas en sus políticas. Pero la experiencia muestra que, lejos de ser una panacea, dolarizar puede terminar creando un castigo para uno mismo”.
La dolarización facilita una mayor integración económica porque disminuye los costos de transacción a la hora de comerciar, dice The Economist. Pero si los productos que se ofertan no son competitivos, ya sea porque sean más caros o de peor calidad, la dolarización hace más difícil aprovechar esas oportunidades. Un trabajo reciente publicado en el jounal Applied Economics halló que el dólar no logró mejorar el comercio en la región.
“Una política fiscal estricta se vuelve importante -dice el artículo-, porque los países no pueden emitir para cubrir el agujero. Pero aún así en estos tres países que se dolarizaron los déficits se flexibilizaron y la deuda luce preocupantemente elevada. El FMI dice que la deuda de El Salvador es ‘insostenible’”.