En un país que necesita multiplicar sus divisas para equilibrar la macroeconomía, el aporte del Turismo en la Argentina es central ya que es el cuarto sector generador de ingresos para las arcas oficiales. En 2023 el sector dejó cerca de US$ 5.500 millones, una de las mejores performances de la última década. Sin embargo, en lo que va del año, el encarecimiento del tipo de cambio desalentó la llegada de turistas extranjeros y paralelamente hizo más difícil la circulación de los turistas locales, con menores ingresos a partir de la devaluación.
Según el Indec, el saldo deficitario de viajes fue de US$ 710 millones para el primer trimestre de 2024: es decir, hubo US$ 539 millones menos que el registrado en igual trimestre del año anterior. Si bien la caída fue menor que en el primer trimestre del 2023 (cuando el saldo fue negativo en US$ 1.249), en abril y mayo la tendencia se profundizó ante la merma de los visitantes extranjeros.
Marcos Cohen, economista del IERAL, especializado en Turismo explica que «el turismo receptivo superó el nivel prepandemia ya a mediados de 2023. Pero en los últimos meses se debilitó fuertemente porque a los extranjeros se les hizo mas caro vacacionar en el país». Entre diciembre y mayo los extranjeros perdieron alrededor de 30% de su poder de compra fruto de la evolución inflacionaria argentina y su estrategia cambiaria», dice.
Al mismo tiempo, agrega Aldo Elías, vicepresidente segundo de la Cámara Argentina de Turismo, «hoy son más los argentinos que salen a comprar a los países limítrofes, tentados por los precios más bajos».
Al respecto, desde Almundo, comentan que Santiago de Chile comenzó a aparecer en el ranking de las ciudades elegidas para viajar en vacaciones de invierno, a diferencia del año pasado. «La demanda aumentó en el último tiempo, del 5% (del total de búsquedas web) en enero, al 22% en abril».
La caída en el ingreso de turistas se profundizó en abril y mayo, cortando una racha de 12 meses de crecimiento. En mayo hubo un 27,5% menos de turistas internacionales respecto del mismo periodo del año pasado. Si se comparan los primeros cinco meses del año, la Argentina recibió 5,3 millones de visitantes, que representan un 5% menos que en el mismo lapso del 2023 debido a una buena temporada de verano.
¿Cuáles fueron los motivos que incidieron en el cambio de la tendencia? Por un lado, el año pasado, en medio del cepo cambiario, se introdujeron una serie de medidas que incentivaron la llegada de extranjeros, como el reconocimiento de un tipo de cambio diferencial más alto para los turistas internacionales que pagaban sus compras con tarjeta de crédito o débito.
Eso aumentó los gastos de los visitantes e hizo crecer la cantidad de turistas que cruzaban las fronteras especialmente para comprar distintos tipos de productos. Por otro lado, con la suba del impuesto PAIS y la retención a cuenta de Ganancias, se redujo sustancialmente la salida de argentinos al exterior.
Alejandro Festa, gerente de Hospedajes y Servicios Turísticos de Despegar, cuenta respecto del turismo receptivo, que los extranjeros que más eligen visitar nuestro país actualmente son los brasileños en primer lugar, y le siguen los chilenos, peruanos y colombianos. El top cinco de los destinos más solicitados por estos turistas dentro del país está compuesto por Buenos Aires, Bariloche, Mendoza, Ushuaia y Córdoba, en ese orden. «De todas maneras, si comparamos junio 2024 versus junio 2023, las búsquedas de turistas extranjeros para visitar Argentina cayeron un 15%”, admite el directivo.
Marco Sinópoli, socio gerente de Olympo Sky Bar, un sitio donde el tango atrae turistas, dice que “este invierno se observa una baja de clientes respecto del año pasado principalmente de público chileno y uruguayo. Quienes siguen viniendo son los turistas brasileños, estadounidenses, y españoles y franceses entre los europeos. Pero es notoria en términos generales una baja muy fuerte en el turismo internacional”.
¿Qué pasa con el turismo interno?
Según Elias, el sector está pasando por un periodo bastante complejo. Después de Semana Santa, el impacto se sintió muy fuerte: «volvió la temporada baja con un movimiento muy flojo. Nos encontró con las empresas sin ocupación y al mismo tiempo impactadas por los mayores costos como los de las tarifas de los servicios”, recuerda.
Pero ahora, según el directivo, las vacaciones de invierno volvieron a inyectar más movimiento. “Hay destinos bien posicionados con niveles de actividad aceptables”, describe pero hace hincapié en que es «la foto de estos días». Sucede que, a pesar de la caída de los ingresos, un segmento de la población (clase media alta y alta) sigue resistiendo el recorte del presupuesto en Esparcimiento.
Augusto Torres García, gerente comercial de Cerro Bayo, cuenta que el panorama en ese centro de sky “es muy alentador, ya que respecto del año pasado, incrementamos un 35% la venta de packs en preventa. De todas formas, esta actividad puntual es un día a día. El mercado se ha volcado mucho a la compra de último momento”, dice.
Respecto de Villa la Angostura en general, “se ve claramente que el turismo opta más por las cabañas que los hoteles, pensando en el ahorro y ya no sale tanto a comer afuera, sino que pasa por el supermercado y se queda en la cabaña”, comentó Torres García.
Según Carolina Rodríguez de Pian, responsable comercial del complejo de cabañas Villa Labrador en Bariloche, «se observa un cambio en la nacionalidad de los turistas, con una presencia predominante de brasileños este año, mientras que el año pasado había más chilenos en la misma época». Y en cuanto al turismo nacional, reconoce que el negocio experimenta «una notable disminución», dice.
Según la visión de Cohen, «la estrategia macro del Gobierno plantea muchos riesgos para el sector turístico. El turismo interno está muy deprimido, salvo excepciones regionales, y el turismo internacional muestra signos adversos (se frena el receptivo y despierta el emisivo). Más allá del equilibrio general que debe prevalecer en la política macro, la atención de las situaciones sectoriales juega un rol importante, en especial debido a su influencia decisiva en muchas localidades turísticas distribuidas en todo el territorio nacional, algo que no es común en otras industrias», opina.