Dólar: entre las buenas y las malas noticias, el FMI metió la cola

El resultado del balance comercial de la Argentina en lo que va del año marca un resultado favorable importante como consecuencia de un vuelco de campana en materia cambiaria a partir de diciembre de 2023.

En mayo, la Argentina logró su sexto superávit comercial consecutivo con un saldo de la balanza comercial de US$ 2.656 millones, lo que implica una reversión de US$ 3.780 millones con relación al déficit comercial de US$ 1.124 millones del mismo mes de 2023.

El giro en el comercio exterior después de la devaluación de 54% en diciembre se apoyó en un salto fuerte de las exportaciones de granos que, a su vez se generó en un aumento de las cantidades más que de los precios, y a un derrumbe de las importaciones.

La consultora ABECEB, que sigue de cerca los datos del comercio, destaca que el aumento de las ventas al exterior se debió a que las exportaciones de productos primarios subieron 74,1% y a que el rubro combustibles y energía aumentó 50,5%.

Los motores de las exportaciones que se encendieron fueron los tradicionales (en el caso del agro, de la mano del aumento de la producción después de la sequía) y, en el caso de los combustibles, a partir del aumento de producción de Vaca Muerta y de la liberación de los precios.

En el derrumbe de 32,8% de las importaciones en un año confluyeron una reducción de 29,6% del volumen (las compras de combustible al exterior bajaron 61,5%) y una contracción de 4,5% de los precios.

A seis meses de la devaluación, el resultado del comercio exterior se inscribe dentro de la tradición de los ciclos cambiarios argentinos y, un riesgo es que su desarrollo posterior también lo haga.

Los ciclos generados a partir de fuertes devaluaciones que mejoran la balanza comercial, y contribuyen a mejorar la balanza de pagos, tradicionalmente desembocan en atrasos cambiarios que buscan moderar la inflación generada por el salto cambiario para, a su vez, aumentar el poder de compra de la población e impulsar el consumo.

La historia reciente, los últimos 60 años, demuestra que los gobernantes buscan en el inicio de su gestión mejorar el tipo de cambio para conseguir dólares para, después, atrasarlo cuando llega el tiempo de las elecciones.

El objetivo declarado del presidente Javier Milei es ganar las elecciones legislativas de 2025 para aumentar su poder en el Congreso y a eso, aunque parezca lejano, también se encamina la política del dólar.

Tanto el Presidente como el ministro Luis Caputo reafirman cuando pueden la estabilidad cambiaria basada en que el dólar mayorista suba 2% por mes y en la vigencia del dólar «blend» que consiste en que las exportaciones se liquidan en 80% por el tipo de cambio oficial y 20% por el libre, contado con liquidación.

El dólar blend, según el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, debería concluir a este mes pero desde el gobierno insisten que seguirá, se supone, para apuntar a bajar la brecha cambiaria y apuntalar la reducción de la inflación.

En el informe de la reciente revisión del acuerdo, el FMI destaca los logros fiscales del Gobierno, pero vuelve a poner el foco en el futuro de la política cambiaria.

Una mirada del informe del organismo, por parte de la consultora Equilibra (Diego Bossio-Martín Rapetti), sostiene que el staff del Fondo opina que la política monetaria y cambiaria se encuentra en una «trayectoria insostenible».

Y agrega que, además de tener que mantener de ahora en más tasas de interés reales positivas (superando a la inflación, como ya lo adelantó el ministro Caputo) «el organismo sitúa al tipo de cambio de equilibrio a fin de mayo «en torno a $ 1.150, es decir, cerca de un 30% más alto que el valor actual».

El Fondo da a entender que la actualización cambiaria podría darse en forma gradual y los técnicos sugieren que la Argentina debería converger a un régimen de «flotación administrada», parecido al de Perú y Uruguay. Lo que no arriesgaron fue el nivel que tendría el dólar por esa vía.

Como se trata de una opinión de técnicos del organismo, el Gobierno, como otros tantos, podría no prestarle atención, salvo que en esta ocasión busca conseguir un nuevo préstamo por US$ 8.000 o US$ 10.000 millones.

El resultado del balance de los primeros cinco meses del año vuelve a demostrar que la devaluación impulsa las exportaciones y derrumba las importaciones y la actividad económica (caída de 11,2% en la industria) pero eso es historia y el andarivel previsto para seguir resulta borroso.

Un detalle importante que marca Equilibra es que en una «nota a pie de página 15», el staff del FMI «sostiene que el peso sería la única moneda de curso legal con la que se pagarían los impuestos». La dolarización sigue retrocediendo en el ranking de expectativas económicas de corto plazo.

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