El senador nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) Martín Lousteau destacó algunas virtudes de la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, y la comparó con la expresidenta Cristina Kirchner. El legislador aseguró que existe una dinámica “muy distinta” respecto a la administración anterior y que la vicepresidenta suele mantenerse firme en sus convicciones institucionales.
Entrevistado en el portal Cenital respecto a la convivencia en la Cámara de Senadores durante el tratamiento y votación de la Ley Bases, Lousteau explicó que las conversaciones sobre los cambios que se pretenden hacer en los proyectos de leyes oficialistas son algo común. Sostuvo que durante el gobierno de Alberto Fernández tuvo que conversar con el oficialismo de la misma forma en la que lo hace ahora, pero remarcó: “La presidenta era Cristina. Nunca pude hablar con ella; tenía que hablar con el resto de las personas a su alrededor para tratar de ordenar”.
“No conocía el despacho del presidente del Senado”, reveló Lousteau, dando a entender que nunca fue recibido. Matizó que en la actualidad “hay una dinámica muy distinta”. “Si hoy le escribo a Victoria por un tema para conversar, me dice ‘venite hoy o mañana’ y así conocí el despacho”, indicó el jefe de la UCR y consideró que “es un cambio importante”.
En ese sentido, el exministro de Economía de la Nación destacó las virtudes que encuentra en Villarruel, pero que no veía en la exvicepresidenta. “Inclusive, frente a presiones de su propio Gobierno, ella se mantiene en cosas que son institucionales y que le parecen importantes. Me parece que tiene una visión distinta de la libertaria. Es una nacionalista, industrialista… Discrepo en muchas de esas ideas. Pero las ideas no son como un virus; si no te gusta, no se te va a contagiar. Ella es abierta y tiene buenas relaciones con todos los bloques”.
Tal y como informó LA NACION, el martes pasado, un día antes del inicio de la maratónica sesión de la Ley Bases, Lousteau estuvo reunido con Villarruel en el despacho de la presidenta del Senado. Allí, punteó los últimos cambios que iba a incorporar en su propio dictamen. Por esas horas, se sospechaba que el referente radical no iba a dar quorum en el reciento. “Es una novela eso”, dijo al respecto. Finalmente sí se presentó, y durante la sesión hubo algunos idas y vueltas con la titular de la Cámara alta, aunque siempre en tono respetuoso.
Por otro lado, en la misma entrevista, Lousteau habló sobre aquellos senadores que no querían dar quorum y que en la votación en particular se levantaron de sus asientos. Sin dar nombres, apuntó contra los únicos dos legisladores que no estuvieron presentes en ese momento: Natalia Gadano y José Carambia de Santa Cruz.
“¿Qué pasa si no hay quórum? No quiero dar nombres, pero si no das quórum, los que negociaron levantarse, irse después, permitir que las facultades delegadas pasaran, que el RIGI pasara, esos que no votaron, que proponían no dar quórum, negocian una semana más y se llevan cosas”, criticó. “Entonces en la siguiente semana, estamos todos sentados, solo que el Gobierno repartió más cosas”.
El economista aseguró que de ninguna manera se podría haber caído la ley, pero que sí pudo haberse postergado si eran mayoría los senadores que no dieran quorum. Por su parte, marcó que siempre estuvo dispuesto a alcanzar la mayoría para sesionar y que a la par hizo un “gran trabajo” con su requipo para formular un dictamen alternativo.
“Iba a debatir, voy a debatir las cosas, y decir ‘esto está mal, esto está bien’. No dar quórum era hacerle el juego a esa casta que va y negocia tres cosas más. No estoy para eso y menos para hacerles el juego”, arguyó.
Por último se refirió a su trabajo en el Senado. Postuló que cuando la ley le parece que es aceptable, la vota, si tiene modificaciones concedidas, puede votarla, pero resaltó que si no le convence, definitivamente vota en contra. “La persona a la que más me daría vergüenza mirar a los ojos si votara algo en lo que no creo es mi mujer, Carla [Peterson]”, sentenció.
LA NACION