Opinión
El magnate técnológico parece apuntarle también al fútbol para sus negocios.
Nadie merece poseer 200.000 millones de dólares. Nadie. En esta obscenidad consentida o bien está sobrevalorado el dinero o el que lo posee, o bien, estamos minusvalorados todos los demás. Uno se pregunta qué desayuna un hombre con 200.000 millones de dólares en el bolsillo. “Un par de huevos souffle. Nada más”, declaraba Elon Musk a la CNN. “Eso sí, en su punto, sin pasarse”.
Para el magnate tecnológico “las ideas sin promesas de lucro las considero caprichos de soñadores, un superfluo sumidero de tiempo y talento carentes de rendimiento económico inmediato y por tanto de la aprobación de los mercados”. Tiempo después de esta declaración de intenciones el hombre de los 200.000 millones de dólares echaba de madrugada, con nocturnidad, a la mitad de la plantilla del extinto pajarito. Así de fácil. Con un par de huevos souffle.
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