Un día después de que el ministro de Economía asegurara que «lo peor ya pasó» en Parque Norte, el equipo de Luis Caputo salió en forma discreta a tratar de contener el temor ante un nuevo derrumbe de los bonos de hasta el 6% y la escalada del riesgo país a casi 1.600 puntos. Hubo dos decisiones: por un lado, se reforzaron las señales en dirección a renovar el swap con China y, por otro, comenzaron las negociaciones con los bancos a nivel local para facilitar la salida del cepo.
En el Ministerio de Economía están convencidos de que el mercado de deuda y las acciones se vieron sacudidos por un coctel de malas noticias. Primero, las dificultades para avanzar con la Ley Bases y cumplir así con el Fondo Monetario. Segundo, la jugada de la oposición para flexibilizar el ajuste fiscal mediante la expansión del gasto en jubilaciones en casi medio punto del PBI. Y tercero, los rumores de un fracaso en las negociaciones con China.
Cerca de Luis Caputo lo desmienten. Saben que cancelar el swap en lo inmediato equivale a sacrificar US$ 4.900 millones de las reservas entre junio y julio. Ese escenario significaría un golpe para el Banco Central, ya que implica un fuerte deterioro de sus arcas cuando todavía escasean los dólares y se vienen pagos a los bonistas privados y el Fondo Monetario por otros US$ 4.000 millones en julio y agosto, según cálculos de la Fundación Capital.
Por esas razones, la intención es refinanciar el tramo activado durante la gestión de Miguel Pesce y Sergio Massa para pagar importaciones, deuda con bonistas y el préstamo del FMI a Mauricio Macri. El problema es que el tiempo se agota y la fecha del primer vencimiento cae el próximo 30 de junio. En ese marco, el titular del Banco Central, Santiago Bausili, ya habría elevado la carta de solicitud formal para renovarlo.
Si bien desde Economía y el BCRA mantienen en silencio las negociaciones, la discusión está cruzada por el interés de China de continuar las represas patagónicas frenadas, las bases instaladas y el comercio bilateral, sumado a las inversiones en suspenso por la demora del RIGI. «Dicen que van a conseguirlo, la renovación ya está pedida, pero todavía no hay respuesta, la expectativa es que se apruebe«, señaló una fuente que habló con Caputo en las últimas horas.
Según el último informe contable del Banco Central, Argentina mantenía en sus reservas al 31 de diciembre un swap en yuanes por el equivalente a US$ 18.400 millones, de los cuales se convirtieron a dólares US$ 4.900 millones. La principal función que cumple hoy es financiar la importación de bienes chinos. Para el país asiático, es un medio para sostener los negocios bilaterales. Y para el gobierno argentino, de financiar su déficit con su segundo socio comercial.
Negociación con bancos
En el frente de los pesos, el equipo de Caputo inició conversaciones con los bancos en estos días para facilitar el levantamiento del cepo. Esto es la limpieza de los pasivos remunerados (pases), algo que se aceleró en las últimas semanas, y la eliminación del seguro (put) sobre los bonos en pesos emitidos por el Tesoro, en poder de los bancos, que les da derecho a las entidades a vendérselos al Central y obliga a Bausili a comprárselos.
«Está planteado el tema, ahora hay que buscar qué se puede hacer. Al ser voluntario, se llegará a alguna solución, es un tema muy relevante», reconoció un banquero. Una de las opciones que se baraja en el mercado es que el BCRA autorice a los bancos a ampliar su tenencia de bonos, hoy limitada por las regulaciones, y que el BCRA haga una oferta de recompra de los títulos o una especie de canje por otros instrumentos.
Esta cobertura de liquidez es un problema para el Banco Central porque le quita discrecionalidad para intervenir y acrecienta el riesgo de emisión no deseada de pesos. Así, si un banco quiere desprenderse de bonos, el BCRA deberá emitir pesos, por más que no quiera, para comprar dichos bonos. Según el IERAL, el potencial de emisión de puts alcanza un stock equivalente de $ 20,5 billones, de los cuales $ 18 billones se pueden ejercer en cualquier momento.
Después de usarlos sin miramientos, la gestión de Javier Milei dejó de emitirlos en marzo. Y en abril hizo pública una investigación contra el Banco Galicia por ejercer puts, lo fue leído en el mercado como un mensaje disciplinador al resto para que «no saquen los pies del plato». Ahora, el hundimiento de las LECAPs, con bajas de más del 3%, reavivaron tensiones. Es que en el contexto actual y sin puts, caen los incentivos a retener bonos y salir del cepo es más riesgoso.
NE